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La cultura nazca

    La cultura nazca
 
 (1) Aunque nunca fue un imperio, la
 cultura nazca, que floreció en Perú
 más de mil años antes que la inca,
5 tiene fama por derecho propio. Los
 enormes geoglifos¹ que dejaron los
 nazca en las pampas desérticas del
 mismo nombre, y que sólo se pueden
 apreciar plenamente desde una
10 avioneta que los sobrevuele, causan al
 visitante una mezcla de admiración y misticismo. No ha faltado quien ha
 sugerido que en realidad son obra de extraterrestres. Lo cierto es que siguen
 siendo un misterio que intriga a los investigadores, igual que la súbita
 desaparición de la civilización, alrededor del año 500 después de Cristo. En
15 realidad, se cree que un fuerte fenómeno climático de El Niño causó severas
 inundaciones y desencadenó la decadencia de los nazca; pero un reciente
 estudio sugiere que éstos también tuvieron parte de responsabilidad en lo que
 bien podría considerarse una de las primeras catástrofes ecológicas causadas
 por la mano del hombre.
 
20 (2) La investigación, encabezada por David Beresford-Jones, del Instituto de
 Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge y reseñada
 recientemente por la revista Nature, sostiene que si los nazca – que eran
 notables ingenieros hidráulicos – sucumbieron por los deslizamientos e
 inundaciones provocadas por el fenómeno de El Niño fue porque ellos mismos
25 debilitaron sus suelos. Talaron² extensos bosques, principalmente de huarango
 – un árbol que puede vivir más de mil años y es clave en su ecosistema – , para
 dedicar el terreno a cultivos agrícolas. “Siempre se ha recurrido a dramáticos
 fenómenos climáticos para explicar los cambios culturales en los Andes,” señala
 Beresford-Jones en Nature. “Pero esto no se sostiene, si nos basamos en lo que
30 sabemos sobre la cultura humana. Se da la imagen de una cultura estática,
 golpeada por acontecimientos sobre los que no tiene control. Los nativos
 americanos no siempre vivieron en armonía con su entorno.”
 
 (3) Mediante simulaciones hechas con ordenador, los investigadores muestran
 que las fuertes lluvias e inundaciones de un Niño severo podrían haber causado
35 graves daños al complejo sistema de canales creados por los nazca para irrigar
 sus cultivos. Si los efectos fueron devastadores fue porque, al talar los bosques,
 los nazca eliminaron el complejo sistema de raíces que mantenía firme el suelo
 de sus valles. “Cuando El Niño llegó, se llevó consigo el suelo de la planicie, que
 ya no era sostenido por el bosque. Esto causó la erosión y volvió inservibles los
40 sistemas de irrigación,” explica Beresford-Jones.
 
 (4) A juzgar por lo que se puede ver hoy en día en la región costera de Ica, de
 poco sirvió la experiencia de los nazca, porque la devastación de los bosques
 secos continúa hasta nuestros días y ha llevado al huarango al borde de la
 extinción. El árbol es ahora derribado en minutos para convertir su madera en
45 carbón, pese a que su tala ha sido prohibida por una ley regional. Según explica
 Consuelo Borda, que trabaja en un proyecto de reforestación que busca salvar
 los escasos reductos de huarangos que aún sobreviven, el 99% de la población
 original de huarangos en Ica ha desaparecido. “Antes, hace unas décadas,
 podías encontrar huarangos incluso en el centro de la ciudad y en las afueras;
50 ahora se ha depredado tanto que los últimos reductos de bosque están en
 algunas dunas en el desierto.” El huarango es clave en Ica, y no sólo por ser un
 árbol emblemático de la región sino también porque su capacidad de adaptarse
 incluso en los suelos más hostiles ayuda a mantener a raya el desierto. Sus
 raíces son capaces de penetrar varios metros en el subsuelo; sus hojas atrapan
55 la humedad que proviene del mar y se transforman en un importante fertilizante
 conocido como poña; y su fruto, la huaranga, puede consumirse directamente o
 convertirse en harina para elaborar otros productos. “Tres años después de
 sembrado, el huarango empieza a dar sus primeros frutos y puede ser una
 fuente de ingresos para las familias,” indica
60 Consuelo Borda.           
 
 (5) El proyecto de reforestación ha sembrado hasta
 el momento cerca de 20.000 huarangos en Ica.
 Pero según Borda, el trabajo va más allá de sólo
 sembrar nuevos árboles: es necesario educar a la
65 población para que aprecie sus virtudes y los
 defienda de los carboneros. El trabajo empieza
 capacitando a la gente para que utilice otros árboles, como el espino – que es
 capaz de regenerarse con rapidez - , para obtener leña. “Nosotros no plantamos
 un árbol así no más,” añade Borda. “Primero capacitamos a la gente, luego
70 sembramos con ellos.” El trabajo empieza con los más pequeños, a los que se
 les enseña el valor del árbol. Aunque han pasado cerca de 1500 años desde la
 catástrofe ecológica de los nazca, quizá sus descendientes aún estén a tiempo
 de aprender la lección.
 
    El País, 15-11-2009

noot 1 el geoglifo = reusachtige tekeningen op het rotsoppervlak
noot 2 talar = kappen